Hoy reflexiono con vosotros acerca de un tema que me parece muy interesante, que afecta a la forma en la que se relacionan los niños con sus juguetes y que quiero compartir para que me deis también vuestra opinión: ¿prefieres los juguetes con o sin pilas?.
Ya os aviso que yo cada vez soy más partidaria de los juguetes sin pilas (salvo honrosas excepciones y casos muy concretos). Y por eso quiero dar mis 5 razones para no comprar juguetes con pilas.
¿A qué nos referimos con juguetes a pilas?
Me refiero a todos esos juguetes que tienen algún mecanismo electrónico, como por ejemplo:
- Muñecos que lloran
- Trenes eléctricos
- Coches que van solos
- Peluches que andan
- …
¿Juguetes sin pilas siempre?. No, hay excepciones
Antes de comenzar a dar mis razones para defender los juguetes sin pilas, quiero destacar que, desde luego, aquí también hay muy buenas excepciones. Juguetes a los que realmente llevar un circuito electrónico los hace mucho más educativos, mucho más interactivos, mejores en algunos aspectos.
Son, a mi gusto, excepciones, pero comprendo que esto que voy a explicar a continuación no siempre es válido y no engloba a todos los juguetes.
5 razones para huir de los juguetes a pilas
1) No permiten al niño desarrollar su imaginación en la misma medida
Aunque aquí me veáis en plan talibán anti-juguetes a pilas, en mi casa hay unos cuantos de ellos. Los hemos podido probar y jugar con ellos. Algunos son regalos de familiares, otros incluso comprados por nosotros mismos. Y os voy a contar un par de ejemplos de cómo se limita la imaginación a través de estos juguetes.
Ejemplo 1: el muñeco que sólo llora.
Tenemos varios muñecos en casa. Uno de ellos tiene un mecanismo que al quitarle el chupete llora. Sólo eso, una función muy simple.
Cuando el peque juega con el resto de los muñecos todos hablan y cuentan historias. Un montón de conversaciones ficticias salen de sus bocas. De repente se convierten en astronautas o van al cole dentro de su imaginación.
En cambio, el bebé que llora sólo hace eso: llorar. Él no habla. Él no va al cole. Él no cuenta chistes como el resto de muñecos tan parecidos físicamente.
Y creo que es precisamente porque sabe llorar. Al saber llorar al niño no le hace falta hacer ningún esfuerzo por ponerle voces e inventarse una historia. Si ya llora.
Ejemplo 2: el tren eléctrico y el tren de madera
El segundo ejemplo viene con la última afición de mi peque: los trenes.
En casa tenemos dos de ellos (¡ya hasta repetimos!), uno de ellos es el típico tren de madera tipo Ikea, y el otro es un tren a pilas que da vueltas a su vía y hace el típico sonido del tren. Los dos son trenes, aparentemente el juego debería ser tan parecido… pero resulta que es completamente diferente:
- Con el tren eléctrico, una vez que está montado, el juego consiste en sentarse y verlo dar vueltas. Como mucho volver a ponerlo en la vía cuando descarrila. Es algo un poco hipnótico que le tiene allí mirando con atención sin perderlo de vista.
- Con el tren de madera, una vez montado, jugamos a que recoge pasajeros, a que para en todas las estaciones, el ruido del tren sale de la boca del peque, y se viven muchas aventuras recorriendo los lugares más increíbles del mundo: de la playa a Italia, luego a Francia… Amigos suben y bajan del tren en cada parada.
En ambos casos creo que es un juego positivo, pero sin duda es mil veces más imaginativo el juego con el de madera.
De estos dos ejemplos me quedan claras algunas conclusiones:
- Si el juguete hace cosas, al final sólo hace esas cosas. Si el juguete no hace nada, puede hacerlo todo dentro de su imaginación.
- Los juguetes a pilas no obligan al niño a desarrollar tanto su imaginación.
2) Los juguetes sin pilas son más duraderos
Habitualmente los juguetes con pilas se rompen antes: tienen mecanismos electrónicos que tienen una vida habitualmente más corta que el resto del juguete.
Los juguetes están sometidos a fuertes golpes, son lanzados, chafados, pisados… no todos los mecanismos electrónicos están preparados para la mala vida que los niños pequeños les dan.
Multitud de piezas que pueden fallar, que en el caso de los juguetes sin estos mecanismos no existirían.
Hoy en día en nuestras casas es habitual encontrarnos con juguetes a pilas que «ya no funcionan». Quizá a partir de ese momento les damos una nueva vida en su nueva misión de ser juguete sin pilas 😀
3) Las musiquitas infernales
No sé por qué pongo esto en tercer lugar si debería ser la primera.
¿Quién no está hasta las mismísimas narices de las musiquitas horribles que llevan muchos juguetes a pilas? ¿quién no ha tenido en su casa un elefante que canta o un Mikey que no se calla nunca?. ¿Quién no ha fingido que el muñequito se había roto para no tener que oírlo más?.
Y ¿por qué las canciones de algunos juguetes duran tan sólo 5 segundos y se repiten una y otra vez?. A ese ritmo en tan sólo un minuto la horrible canción habrá sonado 12 veces, y los papás estaremos a punto de suicidarnos antes de volver a oírla de nuevo.
En 24 horas el puñetero elefante puede cantar 24*60*12= ¡24.612 veces al día la canción!. Fabricantes de juguetes, os lanzo una pregunta: ¿realmente era necesario ser tan crueles?.
Encima, y por si era poco, algunos de estos juguetitos empiezan a llamar la atención del niño en el momento que deja de jugar con ellos: si el niño no aprieta en dos minutos el botón de la canción comienzan a decir «¡estoy aquí!, !juega conmigo!». Por favor, esto era totalmente innecesario, tened un poco de piedad.
4) El mantenimiento y tratamiento de las pilas
Realmente no es una desventaja excesivamente grande, pero ya que estamos la comento:
Algunos juguetes tienen circuitos que apenas consumen la batería, pero otros en cambio son auténticos devoradores de pilas, y cada poco tiempo toca cambiar.
Otra cosa más: si un juguete no se utiliza en unos años, seguramente la pila se estropee y se salga su material. En ese caso un adulto debe retirar la pila con cuidado y limpiar bien para que no queden restos. Es un engorro bastante grande. Nosotros para evitarlo intentamos sacar las pilas antes si vamos a guardar un juguete un tiempo.
A esto podemos añadir el factor medioambiental, etc…
5) Ese día de cumpleaños o Reyes… en el que nadie tiene pilas
Seguro que os ha pasado. Llega ese día especial en el que atiborramos a nuestro hijo con más juguetes de los que deberíamos… y le llama especialmente la atención ese juguete a pilas. Pero no hemos comprado pilas.
El niño, impaciente por probarlo, no puede dejar de mirarlo. Y nosotros buscando pilas como locos.
Pero no hay. Se nos ha olvidado comprar. O peor aún. Lleva un tipo de pilas totalmente incompatibles con el resto de aparatos de casa.
Ese día pensamos que al año que viene no se nos pasa comprar pilas. Buena suerte para acordarte dentro de 365 días. 😀
¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios! ¿Prefieres los juguetes con pilas o sin pilas? ¿en qué casos crees que está justificado el uso de pilas?